Contexto nacional del riego
Guatemala posee 3,7 millones de hectáreas de superficie con potencial para agricultura, considerando las clases agrológicas I a IV.
De acuerdo con el Diagnóstico Nacional de Riego, al año 2012 se irrigaban 337,471 ha, lo que representa el 29 por ciento del total de área con vocación agrícola y catalogada como de muy alta y alta necesidad de riego. Del riego existente, el 86 por ciento corresponde a riego a gran escala, orientado básicamente al cultivo de caña, banano, palma africana, mango, melón y otros frutales. Los otros tipos de riego ocupan 19,393 ha bajo la modalidad de riego artesanal; 18,032 ha bajo la modalidad del minirriego; y 10,046 son unidades de riego construidas por el Estado cuya modalidad principal es de minirriego.
De acuerdo a la misma fuente, alrededor de 47,000 hectáreas son utilizadas para el cultivo de vegetales en todo el país, manejadas por unidades de explotación pequeñas (menores a 2 hectáreas), en modalidades de riego artesanal y minirriego. El riego artesanal es principalmente por gravedad/inundación y el minirriego se desarrolla por aspersión. El riego por goteo es aún incipiente, con un 12% del área de vegetales.
Area y riego destinado a vegetales
Guatemala posee una extensa región ubicada a lo largo del altiplano central y valles dentro del territorio nacional que se han especializado en la producción de vegetales. El potencial para el cultivo de vegetales puede llegar a 1.2 millones de manzanas (840 mil hectáreas), equivalentes al 22.7% de todo el potencial agrícola del país.
La cantidad reportada de cultivos de vegetales alcanza las 80,000 manzanas de terreno (56 mil hectáreas) en todo el territorio, los cuales equivalen al 7% del potencial del país en producción de vegetales. De estas, 47,000 poseen riego, es decir, el 84% de todas los vegetales producidos se cultivan con riego.
La limitante mas importante para el desarrollo de los vegetales es el riego.
Limitantes de los pequeños que poseen riego para dinamizar y tecnificar su agricultura
El pequeño y mediano riego no contribuye con todo su potencial a la dinamización de la agricultura de valor, debido al limitado acceso que tienen los pequeños y medianos productores a crédito, asistencia técnica, mercados y activos productivos. La principal limitante operativa es la implementación de tecnologías de riego que hagan eficiente el sistema. Efectivamente, las 47,000 ha que existen bajo riego para vegetales se manejan hoy con bajos niveles de eficiencia usando sistemas de riego por inundación y por aspersión, sin sostenibilidad ambiental.
Desafíos de la agricultura bajo riego
Del total del área regada en el país, un 30 por ciento se riega por superficie (surcos o inundación), el 54 por ciento se riega por aspersión y el 6 por ciento por goteo. Al riego por aspersión se le atribuye una eficiencia general del 75 por ciento; al riego por goteo el 95 por ciento, y al superficial el 50 por ciento. Las grandes pérdidas de agua con los actuales sistemas de riego dominantes podrían ahorrase y ampliar las áreas, con solo implementar riego por goteo.
Es necesario y posible tecnificar el área de la agricultura bajo riego
La tarea de cortisimo plazo es la tecnificación de los actuales sistemas de riego, para que de sistemas artesanales y de aspersion puedan lograr la conversión a sistemas por goteo.
Un ejemplo de esta conversión se llevó a cabo por los productores de cebolla de la región de Jutiapa, en donde, en los últimos tres años (2017-2020), se está dando una conversión de prácticamente toda el área cebollera, para cambiar el riego por aspersión o gravedad para convertirlo a riego por goteo.
De acuerdo a conversaciones que se realizaron con agricultores de la zona, esta conversión trajo como impactos positivos el incremento de la productividad de la cebolla al pasar de 600 a 800 quintales por manzana de producción. En ese cambio tambien se observaron menos enfermedades fungosas, especialmente en las raíces y la mejora en la capacidad de nutrición a la planta a través del sistema de riego, lo que redundó finalmente en la productividad. Otro impacto tecnológico se observó en el uso eficiente del agua, la cual generó ahorros considerables.